El Tribunal Supremo ha avalado definitivamente el uso de cámaras de vigilancia como prueba para despedir a los empleados. Esta decisión ha sido tomada tras dictar una sentencia en unificación de doctrina que permite las grabaciones en vídeo como prueba en los juicios por despido.
De esta manera, antes se podía considerar despido improcedente si no se comunicaba a los empleados la instalación de cámaras de videovigilancia. A partir de esta nueva sentencia, el debate sobre la vulneración de la protección de datos de los empleados termina, y basta con que exista un cartel informativo en la puerta del establecimiento que informe de la existencia de las cámaras y su ubicación.
Ahora los trabajadores han que saber que los tribunales pueden utilizar las grabaciones en vídeo, siempre que quede informado, como prueba definitiva para que el despido sea legal.
